Si te pedimos que pienses en el termino JUGAR, ¿qué es lo que te viene a la cabeza? Seguramente has pensado en conceptos generales como diversión, infancia o esfuerzo pero si has dedicado unos segundos a reflexionar sobre este verbo, habrás acabado precisando con ideas más concretas como premios, rivales o ganador.
Como ya sabrás, la necesidad de competir e intentar alcanzar el éxito disfrutando del proceso, es la clave para que un juego funcione. De la misma manera que en los juegos clásicos, en la gamificación, las mecánicas más utilizadas responden a las siglas PBL, Points, Bagdes and Leaderboards, es decir, Puntos, Medallas y Clasificaciones. Aún así, estas tres palabras son solamente algunos de los mecanismos a los que podemos recurrir para que una gamificación sea todo un éxito. Pero, ¿cuáles son los mecanismos más eficaces a la hora de empezar a pensar un juego gamificado? Os revelamos nuestros cuatro recursos imprescindibles:
Contenidos
1. Puntos
Los puntos son, sin ninguna duda, el mecanismo más recurrente a la hora de preparar una gamificación. Es prácticamente imposible que ninguno de nosotros no haya tenido relación con este sistema ya que forma parte de un sinfín de actividades de nuestro día a día. ¿Quién no ha visto nunca el marcador de un partido de fútbol, ha recibido una nota de un examen o incluso ha recopilado pegatinas en un supermercado para, al cabo de un tiempo, recibir un regalo? Estos tres ejemplos, a pesar de ser diferentes entre ellos, reflejan perfectamente la amplia tipología de los sistemas de puntuación. Existen distintos tipos de puntos, desde puntos por logro (como vemos en el caso del deporte), pasado por los puntos por reconocimiento de conocimiento (como en las notas de un examen) hasta los puntos canjeables (como en el ejemplo del supermercado). Dependiendo de la finalidad de la gamificación aplicaremos la forma de puntuación que más se adapte al objetivo que se quiera conseguir.
La implementación de este mecanismo ayudará, por un lado, a que los jugadores reciban información sobre las acciones que han realizado de forma correcta e incorrecta, y, por otro lado, les permitirá tener un seguimiento de su avance. Además, nuestro instinto natural, sin nosotros ser conscientes, hará que desarrollemos la necesidad de demostrar ser los mejores y conseguir más puntos que nuestros rivales.
2. Insignias
Las insignias, a diferencia de los puntos, no se basan en valores numéricos si no en elementos visuales como imágenes o creatividades. Recurriremos a estas formas de recompensa cuando queramos indicar a los jugadores que han logrado uno de los objetivos que se les ha marcado. Existen diferentes tipos de insignias:
- Según la temática: a menudo dividimos las gamificaciones según los contenidos a tratar. Con este método podremos asociar cada insignia a un contenido para aportar al jugador una mayor información de aquello que ha logrado.
- Según el storytelling: otra forma recurrente es asociar las insignias al storytelling, es decir, a la historia que envuelve la partida. Seleccionar las insignias según el relato de la gamificación ayuda a que los jugadores se sientan más inmersos en las dinámicas gamificadas.
3. Rankings
Las clasificaciones o rankings son otra de las mecánicas de los juegos clásicos. Si alguna vez has ido a jugar a los bolos te habrás fijado que en la pantalla aparecen los nombres de los participantes ordenados según los bolos que hayan podido tirar. Este ejemplo, igual que en la gamificación, nos permite saber en qué posición nos encontramos respecto el resto de participantes. Comparar a los jugadores con sus rivales es una técnica más que efectiva para que se esfuercen al máximo y se animen a superarse tanto a ellos mismos como a sus compañeros.
Las clasificaciones pueden variar según el criterio que queramos medir, como la capacidad de resolver una actividad, el tiempo que se ha tardado en lograr un objetivo, lograr una meta antes que nadie o el trabajo en equipo.
4. Premios o recompensas
Otra técnica muy recurrente y sobre todo efectiva, es la implementación de los premios o las recompensas. De la misma manera que cuando jugamos al Bingo nos movemos por la recompensa económica que recibe el ganador, en la gamificación los premios incitan a los jugadores a querer superarse día tras día para resultar ser los vencedores. Es evidente que, si antes de empezar una dinámica gamificada, informamos del premio que recibirán los ganadores, el número de participantes probablemente será superior gracias a este incentivo. De esta manera, podremos premiar el esfuerzo de los empleados de una forma directa y basada en los datos de su esfuerzo y trabajo bien hecho.
Detrás de estos premios que ayudarán a que la gamificación sea más participativa, no hace falta que se esconda una gran inversión económica. Los premios pueden ser cuantificables (cantidad de dinero u objeto), vales canjeables (dinero intercambiable, por ejemplo, por un producto de Amazon), o un privilegio dentro de la empresa (un día de fiesta).
Motivar a tu equipo es mucho más fácil con Playmotiv
Ahora ya conoces cuatro de los mecanismos que utilizamos diariamente en Playmotiv para que nuestras gamificaciones sean un éxito. ¿Estás pensando en utilizar la gamificación para motivar a tus trabajadores? Si estás al frente de una compañía, seguramente después de leer este artículo has identificado qué mecanismos se adaptan más a tu equipo. Desde Playmotiv, pensamos dinámicas y juegos diferentes y diseñados a medida para cada cliente, así podemos implementar los mecanismos que te hemos comentado según las casuísticas y necesidades de cada empresa. ¿Te unes a la era de la gamificación? ¡No dudes en contactarnos!